

En 1991 se descubrió en medio del hielo de los Alpes el cuerpo congelado de un hombre que vivió hace 5300 años. Apodado el hombre de hielo, o más amistosamente como Oetzi, esta momia helada no deja de asombrar a la comunidad científica, ya que casi se ha podido descubrir todo sobre él, al estar su cuerpo en muy buenas condiciones a pesar de los miles de años transcurridos. Al caso de que ahora incluso han descubierto rastros de sangre alrededor de sus heridas.
Este es un descubrimiento muy importante, ya que las células sanguíneas tienden a degradarse muy rápido tras la muerte, pero en el cuerpo de Oetzi se han encontrado glóbulos rojos, pero no dónde habían buscando previamente, es decir en las venas, donde deberían estar. Fueron descubiertos en las heridas que tenía Oetzi, que se cree que fueron las causantes de su muerte.
Este nuevo estudio ha sido publicado en el Journal of the Royal Society, demuestra que la espectacular preservación de Oetzi llega incluso a la sangre que se le escurrió por las heridas poco antes de fallecer. Se trata de los glóbulos rojos más antiguos que se hayan podido descubrir, por lo que no es sólo una nota de color, es mucho lo que puede enseñarnos sobre la sangre de nuestros antepasados.
Oetzi es famoso porque ha sido un misterio desde el día de su descubrimiento. Fue pura casualidad que unos alpinistas pasasen justo por el lugar en el que, debido al calor, se había descongelado el bloque de hielo que aprisionaba a este hombre de hace 5300 años. Pero enseguida se presentó como un caso digno de Sherlock Holmes, al descubrirse que el hombre de hielo presentaba heridas de armas, por lo que no había muerto de frío, ni de un accidente escalando, sino que había sido asesinado, y al parecer iba huyendo cuando sucumbió ante las heridas.
Hay mucho debate sobre si fue enterrado por alguien, o si allí donde cayó muerto fue donde lo descubrieron miles de años después. Lo cierto es que se pudo saber cómo y cuándo se le habían hecho las heridas, como si de CSI se tratase, también cuál fue su última comida, e incluso se ha logrado completar su genoma, es decir el conjunto de sus genes.
Ahora se ha analizado a fondo la herida de flecha que tenía en su espalda en busca de sangre, ya que habían descubierto hace poco que una herida en su mano contenía hemoglobina, una proteína que se encuentra en la sangre. Y lograron descubrir glóbulos rojos, que eran efectivamente células preservadas de la sangre de Oetzi, y no una contaminación posterior.
Lo interesante es que descubrieron una proteína llamada fibrin, en la sangre, que está asociada heridas recientes en la carne, que se degrada rápido, lo que indicaría que Oetzi murió al poco tiempo de haber sido herido en la espalda, no días después, como se creía. El crimen más antiguo de la historia se va cerrando.
Fuente: BBC