
El llevar un grupo de astronautas a Marte está siempre en los planes de las agencias espaciales, por eso la Agencia Espacial Europea y la de China, se unieron para hacer el Mars500 experiment, que buscaba estudiar la consecuencias de un viaje tan largo para los seres humanos. ¿El resultado? Los voluntarios del experimento sufrieron problemas de sueño, y para realizar tareas mentales.
El experimento Mars500, realizado por la Academia Rusa de Ciencias, en conjunto con las agencias antes mencionadas, puso a seis hombres, la tripulación de una simulación de nave espacial en ruta a Marte, un viaje que duraría 520 días. Los voluntarios pasaron ese tiempo en el experimento durante 2010 y 2011, para conocer los efectos, físicos y psicológicos, que tendría sobre los futuros astronautas en semejantes condiciones de aislamiento.
A los voluntarios se les analizó la orina y la sangre a diario, así como se monitorearon sus patrones de sueño. Los descubrimientos de los científicos que analizaron toda la información obtenida en el experimento se publican en Proceedings of the National Academy of Sciences. Allí los científicos cuentan que el mayor descubrimiento es que hay una gran diferencia en cómo afectan las condiciones de un viaje a Marte entre persona y persona. Cuatro de los seis manifestaron un problema que puede explotar en el viaje y generar efectos adversos durante la misión.
En el pasado se han realizado experimentos similares, con tripulaciones pasando un Primavera Verano completo en la Antártida, pero Mars500 es la primera vez que se realiza un estudio tan detallado, y tan duradero. Es un viaje de un año y medio de duración. Dos de los voluntarios pasaron una muy buena experiencia de viaje, pero el resto reaccionó de formas muy diferentes ante un aislamiento tan prolongado.
La mayoría no tuvo problemas en mantenerse en un ciclo de sueño normal de 24 horas, pero uno de ellos cayó en un ciclo de 25 horas. Se desconectó del resto, pasando tiempo de más despierto, o dormido. Eso no le hace bien a la dinámica y a la cohesión del grupo. Algo así tendría que ser atajado a tiempo en una misión real.
Otro detalle importante, es que los voluntarios dormían más de lo normal. Esto puede ser porque la mayor parte del tiempo, no tenían nada para hacer. También les afectaba el aburrimiento y la monotonía. Se volvieron sedentarios, reduciendo sus movimientos, pasando más tiempo durmiendo o descansando. Pero no a todos les afectó por igual. Uno de los miembros comenzó a dormir por períodos cada vez más cortos, lo que degeneró en que sus habilidades cognitivas sufriesen. Otro de los miembros se volvió malhumorado y depresivo.
Este es un experimento que ha aportado muchísimo al conocimiento de cómo afectaría a la tripulación un viaje semejante, pero más complicado sería el adaptarse a vivir en una base marciana, ya que allá los días son más largos (24,65 horas), lo que haría que se de sincronicen con el ritmo circadiano en el que han vivido toda su vida, el ciclo día/noche. La clave será poder aprender a predecir qué tipo de individuos puede manifestar los síntomas que resultarían dañinos para él mismo, y para el resto de la tripulación en un viaje y una misión tan larga.
Fuente: Wired
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