
Les habrá pasado esta mañana o tal vez anoche, al entrar en la ducha, que la maldita cortina de baño los quiso atacar nuevamente, intentando atraparlos, queriendo pegotearse a ustedes. Como buen curioso que visita SinapSit, sin duda se habrán preguntado miles de veces, por qué sucede, ¿por qué la cortina de baño se nos pega? El físico David Schmidt de la Universidad de Massachusetts, no sólo se lo ha preguntado, sino que ha llegado a dar una explicación, lo que le ha valido el Ig Nobel de Física de 2001.
La situación normal suele ser, uno entra a la ducha, la enciende e instantáneamente la cortina de baño se nos pega. No es algo baladí, en física se conoce como el efecto cortina de baño, pero sólo se había explicado de forma teórica, con diferentes opiniones.
Schmidt se dedica a la investigación de los esprays o atomizadores, realizando simulaciones para mejorar el diseño de motores diesel y de aviones. Por eso se le ocurrió aprovechar un sofware que había diseñado para el estudio de los esprays a fin de encontrar una respuesta al interrogante del efecto cortina de baño.
Schmidt diseñó un modelo de una típica ducha calculando una superficie dividida en 50 mil pequeñas células, incluyendo la bañera, la cabeza de la ducha, la cortina, la barra de la cortina, y el cuarto de baño, fuera de la cortina.
Cuando logró completar la simulación, mostró que la lluvia de la ducha generaba un vórtice, el cual rotaba alrededor de un eje perpendicular a la cortina de baño.
Este pequeño remolino o torbellino ubicado horizontalmente, en vez de vertical como los de polvo que podemos ver en un día ventoso, se genera por la desaceleración de las gotas de agua bajo la influencia de una atracción aerodinámica, así transfieren la energía al aire cercano a la ducha, que se enrosca como un huracán en miniatura.
En el ojo de ese mini torbellino se genera una baja presión, lo que hace que el aire sea atraído. La fuerza generada por ese flujo de aire es débil, pero es suficiente para atraer a la cortina de baño si esta es liviana. Esto explicaría por qué quienes tienen cortinas de plástico grueso, pesado, no sufren el problema.
También si la ducha tiene una presión de agua débil, la lluvia sería pobre, por lo que no se generaría un torbellino lo suficientemente potente como para atraer a la cortina.
¿La solución? Colocar un peso en la cortina, que será suficiente para que no se deje atraer. Otra es utilizar imanes, si es que la bañera es metálica.
También, una vez mojada la bañera, el plástico tiende a pegarse a ella, por lo que si la adosamos, ya no podrá volver a despegarse por la fuerza del vórtice. Una vez que nosotros entramos bajo la ducha, rompemos el vórtice, pero en cuanto salimos para enjabonarnos, o lo que sea, otra vez nos quiere atrapar. Así que ya tienen la explicación, y la solución gracias a David Schmidt.
Fuente: Scientific American