Actualizado el 14/10/2020
En octubre de 2013 en el sistema de cavernas llamado Rising Star, en Sudáfrica, se descubrieron 1550 huesos fósiles de Homininos. Ya esto es un notición. Pero tras el análisis de esos fósiles, se descubrió que forman parte de por lo menos 15 individuos, con las mayores partes del esqueleto repetidas varias veces, que representan a una especie desconocida de nuestro propio género Homo. Y como si fuese poco, podría llegar a tratarse de un enterramiento, millones de años antes de los más antiguos conocidos hasta la fecha, que eran enterramientos neandertales de hace 100 mil años.
Esta colección de fósiles es una muestra extremadamente completa de lo que sus descubridores aducen que sería una nueva especie humana, la colección más grande descubierta hasta la fecha en África.
Apodada Homo naledi, esta especie no fue definida por un único diente, una mandíbula o un cráneo, como suele ocurrir en el mundo de la paleoantropología, sino que tienen el cuerpo totalmente completo. Algo muy raro en una ciencia en la que por lo general se suele trabajar tan sólo con fragmentos del cuerpo de un hominino.
El descubrimiento se dio a conocer mediante un artículo científico publicado en la revista online eLife, por el equipo del paleoantropólogo Lee Berger, de la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburg, Sudáfrica.
Muchas estrellas
Los fósiles fueron descubiertos por unos exploradores de cuevas en 2013, en la cámara que apodaron Dinaledi, que significa muchas estrellas en el lenguaje sesotho de la región. Forma parte del sistema de cuevas llamadas Cuna de la Humanidad, a unos 50 kilómetros de Johannesburg, la ciudad más grande de Sudáfrica.
El nombre de la especie procede del de la cueva donde fue descubierta, “naledi” significa estrella en sesotho. Homo naledi se caracteriza por ser parecido a los humanos de baja estatura, no tenía más de 1,5 metros de altura. También por contar con un cerebro de un tamaño pequeño, como el de los Australopitecos, antepasados de los homínidos que tienen una antigüedad de más de 3 millones de años.
Pero la forma del cráneo, a pesar de ser única, es similar a las especies de nuestro género Homo, como Homo habilis, Homo erectus u Homo rudolfensis. Los dientes, manos y muñecas de H. naledi, son más parecidas a las de nuestro género humano, si bien son más primitivas. Lo mismo ocurre con sus piernas y pies.
Todas estas partes del cuerpo suelen ser las que más se diferenciaron en el género Homo del resto de los primates. El tronco y los hombros, así como la pelvis, sin embargo, son más parecidos a los de nuestros antepasados los Australopitecos.
Edad incierta
“Todo esto combinado nos deja con una criatura muy, muy rara”, remarca Lee Berger. Y el misterio se agrava por ahora, ya que todavía no se conoce la antigüedad de estos fósiles. Podrían llegar a tener varios millones o decenas de miles de años.
Al no haber sido descubiertos bajo tierra, no se pueden datar los sedimentos, por lo que sus descubridores esperan poder datarlos por métodos directos, pero como estos dañarían los fósiles, están esperando a estudiarlos por completo.
Pero Berger y colegas creen que se encontraría cerca del origen de nuestro género por esa forma corporal en mosaico, similar tanto a Australopitecos y a humanos. Hasta la fecha, los fósiles de humanos más antiguos conocidos tienen 2,8 millones de años, y fueron descubiertos en el otro lado de África, en Etiopía.
¿Enterramiento?
Otro misterio que encierra Homo naledi, es el de su posible enterramiento. Normalmente, cuando se descubren muchos fósiles en una cueva, no sólo se encuentran de homínidos, sino de muchos otros animales.
Esto puede suceder porque algún río desaparecido los acumuló allí, eran los restos abandonados por algún animal cazador, o algún hueco que hacía caer a los animales dentro de esa cueva, y allí morían.
Pero en el caso de Rising Star, la cueva donde se encuentra H. naledi no tienen sedimentos de ríos desaparecidos, ni comparten espacio con restos de otros animales, aparte de unos pocos roedores y aves.
Nada indica a los investigadores cómo podrían haber llegado allí los huesos, lo que les llevó a especular que podrían haber sido depositados por sus compañeros vivos. Lo que llevaría muy atrás en el tiempo las primeras evidencias de cuidados para los muertos.
Estos datos se publicaron en un estudio especializado en la geología de la cueva, de Paul Dirks de la Universidad James Cook, de Australia, también en eLife.
La cámara donde fueron descubiertos es difícil de acceder desde el exterior, es una de las más alejadas, y allí no llega la luz del sol. Quien fuese que haya llevado los huesos hasta allí, necesitaría de luz artificial, como por ejemplo una antorcha.
Escepticismo
Otros paleoantropólogos, como por ejemplo Susan Antón, de la Universidad de Nueva York, aducen que es muy pronto para sacar conclusiones a partir de estos fósiles, ya que no se conoce su antigüedad.
Bernard Wood, de la Universidad George Washington, está de acuerdo en que se trata de una nueva especie, pero interpreta que podría tatarse de una especie primitiva corporalmente, pero que vivió aislada en tiempos más recientes, como por ejemplo el Homo floresiensis, apodado El Hobbit, especie enana que vivió hasta hace unos 18 mil años en la Isla de Flores, Indonesia.
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