Actualizado el 14/10/2020
Dependiendo del autor y de la época en la que nos ubiquemos, la literatura de ciencia ficción puede aportarnos novelas y cuentos con cientos de culturas alienígenas, o con cero compañeros para los humanos en la Galaxia. Según la serie de comics y películas de Men in Black, los Hombres de Negro, que se viene ahora la tercera parte, el universo, e incluso nuestro propio planeta está infestado de formas de vida inteligentes. ¿Qué dice la ciencia? ¿Estamos solos en el universo? ¿Necesitamos que una sociedad secreta como los Hombres de Negro nos cuiden de miles de civilizaciones extraterrestres?
En la historia de la ciencia siempre se creyó que no estábamos solos. Primero estuvieron los lunáticos, u habitantes de la Luna, y le siguieron los marcianos, que inspiraron tanto a científicos como a escritores de ficción, pero también terminaron desapareciendo cuando las primeras sondas humanas llegaron al planeta rojo. El ser humano pareciera no querer estar solo en el universo, pero lo cierto es que así y todo no lo estuviésemos, es muy difícil que lleguemos a encontrar a otras civilizaciones extraterrestres, al menos eso dice la Paradoja de Fermi.
En la ficción podemos ver universos como el del ciclo de Fundación, de Isaac Asimov, en el que no existen otras formas de vida inteligente, sino que fueron los humanos los que se esparcieron por la galaxia. Otras son las novelas de Ursula Le Guin, ambientadas en el Eukumen, donde hay planetas con humanos distintos, pero humanos al fin, con obras maestras como La mano izquierda de la oscuridad o El nombre del mundo es bosque. En el otro polo, novelas como las del ciclo de Chanur, de C. J. Cherryh o Mundo anillo de Larry Niven, tienen infinidad de culturas alienígenas conviviendo con los humanos del futuro. Y son muchas las novelas que relatan el encuentro con otra inteligencia tan extraña que nos resulta casi imposible de comprender, como las de Arthur Clarke, o Solaris, del polaco Stanislaw Lem; El hombre en el laberinto de Robert Silverberg o la excelente saga de Fredrik Phol de Portico.
Pero en los años 50, el físico italiano Enrico Fermi se planteó que si hay extraterrestres, ¿dónde están? Vivimos en un universo que tiene unos 14 mil millones de años de antigüedad, y es inimaginablemente vasto. Si estuviese repleto de vida como algunos autores de ficción prefieren, ¿donde está toda esa vida, que luego de siglos de exploración todavía no hemos podido encontrar? Nuestra galaxia, la Vía Láctea, cuenta con unas 500 mil millones de estrellas. Si tan sólo el 1 por ciento de esas estrellas albergan planetas no hostiles a la vida, y un número menor todavía cuenta con vida inteligente, deberían ser miles o millones las civilizaciones alienígenas de nuestro vecindario galáctico. Sin embargo, no se han conseguido evidencias. Esta es la paradoja de Fermi.
Fermi conversaba con otros físicos, en una charla informal, cuando enunció la paradoja. ¿Por qué no hemos encontrado mensajes, rastros, sondas, o alienígenas visitantes? Esto puede sugerir que o nuestras observaciones están mal hechas, o simplemente, en un período tan largo de historia del Universo… nos hemos desencontrado en el tiempo. Fermi estaba trabajando en el famoso Proyecto Manhattan cuando enunció la paradoja, proyecto que buscaba la creación de la bomba atómica estadounidense. Fermi respondía a la pregunta diciendo que las civilizaciones avanzadas desarrollaban tanto la tecnología que también desarrollaban un enorme potencial autodestructivo, como percibía que estaba ocurriendo en su tiempo, y como se puede ver hoy con el daño que le hacemos a nuestro propio planeta. Según él, el no encontrar vecinos galácticos implicaba un futuro oscuro para la humanidad, ya que la inteligencia llevaba a la autodestrucción de las civilizaciones y por ende nunca llegaban a conocerse en la línea temporal de los 14 mil millones de años de vida del Universo.
Otra respuesta sería que simplemente estamos todos muy lejos, y no se ha podido desarrollar un tipo de transporte que cubra esas inmensas distancias como sí ocurre en la ficción, para facilitar la tarea del escritor. La estrella más cercana a nuestro Sol, es Proxima Centauri, que está a 4 años luz de distancia, es decir que si pudiesemos viajar a casi la velocidad de la luz, tardaríamos cuatro años en llegar. Ursula Le Guin, ha escrito varias novelas con una tecnología que podía viajar a casi la velocidad de la luz, por lo que cualquier viaje llevaba muchísimos años a la humanidad.
A pesar de la falta de evidencias, resulta más atractivo pensar que allí afuera, tal vez en una galaxia muy lejana, exista alguien que se esté preguntando lo mismo, y que escriba sobre civilizaciones alienígenas. La mala suerte sería que nos pase como en algunas historias de ficción, que cuando finalmente nos encontremos con otra forma de vida inteligente, esta sea tan pero tan distinta a nosotros que no podamos comunicarnos, o peor todavía, que pare ellos no seamos más que lo que una hormiga para nosotros. Prefiero pensar eso a que todas la civilizaciones se autodestruyen.