La catrina se ha convertido en un verdadero ícono mundial, cuyo origen es completamente mexicano. Esta hermosa y aterradora figura, la cual representa a una calavera adornada con flores, colores y en ocasiones sombreros y ropa muy elegante, es el atuendo preferido de muchos durante el Día de los Muertos.
Tanto el México como en diversos países que decidieron sumarse a esta celebración, los disfraces de catrina constituyen un verdadero encanto. Los hay de numerosos estilos, con una mezcla de colores y flores.
Sin embargo, pese a su fama, pocas personas conocen cuál fue el origen de las catrinas y cómo fueron modificándose a lo largo del tiempo.
Calaveras y flores
La combinación entre calaveras y flores es muy antigua. Las primeras siempre fueron una referencia durante muchos años, en las culturas mesoamericanas. Cuando los españoles llegaron, supieron que las calaveras eran fijadas en altares, como resultado de los sacrificios ofrecidos a los dioses.
Lejos de parecer algo aterrador, en México las calaveras significaban renacimiento y fiesta. De hecho, en poblaciones mexicanas como Aguascalientes, se celebra, todos los años, el Festival de las Calaveras. En este hay desfiles y celebraciones. También es posible conocer el Museo de la Muerte.
En cuanto a las flores, estas acompañan tales festividades. Siendo el Día de los Muertos en México una fiesta tan antigua, los primeros pobladores encontraron en las flores ciertos significados relacionados con la vida tras la muerte. La cempasúchil se suele colocar en altares, debido a que la misma ayuda los fallecidos a encontrar el camino correcto.
En diversas poblaciones esta flor acompaña los ritos relacionados con los muertos. Su aire señorial, elegante y místico, además de su tono amarillo, hacen que sea muy utilizada durante el Día de Los Muertos.
Las primeras catrinas
Durante muchos años, mientras México seguía formando parte de España, la mezcolanza entre la cultura indígena e ibérica creció. Los nativos adoptaron diversos aspectos de los españoles, como modos y costumbres.
Fue esto lo que dio origen a las primeras catrinas. Muchos indígenas se fueron enriqueciendo y dejaron de lado su cultura y orígenes. El caricaturista José Guadalupe Posada decidió retratar tal cambio, a modo de burla. Según su parecer, todos, sin distinción de estrato social o costumbres, terminaban siendo calaveras. Y como éstas se solían adornar con flores, entonces diseñó la catrina.
No obstante, Posada no la llamó de esta manera. El nombre que dio a su creación fue “La Calavera Garbancera”. La razón de ello es que muchos de los indígenas de los que se burlaba se dedicaban al comercio de garbanzos e intentaban lucir ricos, cuando eran pobres.
La catrina de Diego Rivera
Fue el muralista Diego Rivera quien acuñó el término «Catrina». Lo hizo una vez que terminó el mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, en 1947. En este aparece una catrina en el centro, rodeada de varias personas, entre las cuales destacan José Guadalupe Posada, Frida Kahlo y el mismo Rivera, pero de niño.
A partir de entonces la Catrina adquirió más fama de la que ya tenía. Rivera se encargó de inmortalizarla.
Esta figura ha traspasado numerosas fronteras, de la misma manera que lo ha hecho la festividad del Día de Los Muertos, celebrada el 1 y 2 de noviembre. Cada año, en estas fechas, muchas personas adoptan sus disfraces de Catrina, las cuales muestran a calaveras con hermosos sombreros y flores.
Se trata de una figura mundialmente conocida, cuyo diseño se ha mantenido durante más de 100 años en la historia mexicana.