Actualizado el 14/10/2020
Especialmente en invierno, cuando hace mucho frío, la sequedad y las grietas pueden hacer acto de aparición en la delicada piel de nuestras manos, algo que aumenta aún más a medida que vamos envejeciendo. De hecho, según vamos cumpliendo años (sobre todo a partir de la década de los 30 o 40), es común que empecemos a notar como las manos se tienden a volver muchísimo más secas, de forma que es más habitual que también surjan incómodas y dolorosas grietas. Si la sequedad aumenta, por ejemplo porque no nos ponemos crema hidratante con el fin de evitar que el problema aumente, la piel puede terminar no solo enrojeciéndose, sino incluso pelarse. De esta forma, cuando surgen grietas en determinadas partes de la mano, como por ejemplo podría ser el caso de los dedos, puede ocasionar que tareas verdaderamente simples, propias del día a día, se vuelvan tremendamente dolorosas. Por tanto, ¿cuáles son las causas de las manos agrietadas, y qué podemos hacer para aliviar el dolor asociado a la formación y aparición de las grietas?.
Desde un punto de vista médico, se utiliza el término de xerosis para identificar a la piel seca. En la mayoría de las ocasiones, la aparición de sequedad en la piel se debe principalmente al envejecimiento, convirtiéndose así en una parte más del paso de los años (perfecta y completamente natural, dicho sea de paso).
Sin embargo, también puede convertirse en una señal temprana de dermatitis, una afección de la piel que suele volverse más común o habitual precisamente durante los meses de invierno, fundamentalmente por los distintos elementos y características que tanta relación tienen con esta temporada.
Por ejemplo, el uso de calefactores puede hacer que el aire que encontramos en el interior de nuestras casas sea demasiado seco, incluso cuando utilicemos un humidificador con el fin de humidificar un poco el ambiente. A esto se le une el uso de agua caliente o muy caliente cada vez que nos lavamos las manos, cuando nos duchamos o nos bañamos. Por lo que nos encontramos ante un problema evidente: cada día, la piel puede secarse aún más.
Se trata, por tanto, de un problema estacional que desaparece a medida que empiezan las altas temperaturas, sobre todo con la llegada de la primavera (y en especial del verano). Pero la realidad es que el problema puede aumentar mucho más a medida que vamos cumpliendo años, y envejecemos.
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¿Existen algunos factores de riesgo que deberíamos tener en cuenta?
Como opinan muchos dermatólogos, en realidad algunas personas pueden ser más susceptibles que otras a la aparición no solo de la propia piel seca en sí misma, sino a que el problema tienda a ser algo más severo y grave.
Por ejemplo, algunas personas pueden producir una menor cantidad de grasa en la piel, tener una mayor tendencia al eccema (en especial si además se proviene de una familia con antecedentes comunes de alergia), o simplemente ser más susceptibles a los productos químicos.
En cualquier caso, no hay duda que tanto la edad, como algunos elementos climáticos propios del invierno (como el viento, la temperatura baja y el ambiente más seco), pueden influir muchísimo.
Consejos útiles para calmar el dolor asociado a las manos agrietadas
El mejor tratamiento que se podría aplicar es la prevención. Y si tenemos en cuenta que una de las causas relacionadas es el uso excesivo de productos químicos, agua y calor, lo mejor es evitar las manos en exceso, en especial si tendemos a usar jabones con detergentes y otras sustancias que puedan acabar secando la piel mucho más. Además, se debe evitar el uso de agua caliente, sustituyéndola siempre por agua tibia.
También es aconsejable hidratar las manos varias veces al día, lo que aportará cualidades humectantes útiles para reducir la sequedad de la piel. En este sentido, lo mejor es optar por una crema o loción espesa con cualidades emolientes (es decir, con efecto lubricante).
Tampoco se aconseja utilizar productos antibacterianos para manos de los que habitualmente podemos encontrar en farmacias y supermercados, sobre todo si contienen alcohol en su fórmula, ya que puede resecar aún más la piel.
Por último, si habitualmente utilizamos agua en nuestro trabajo, lo más adecuado y recomendable es optar por el uso de guantes de látex o de vinilo, sobre todo si además usamos productos químicos agresivos.