Actualizado el 27/06/2024
Es originario del este del Mediterráneo y es una flor que se extiende con mucha facilidad en superficies de madera, rocas y paredes.
Las flores del alelí son pequeñas con cuatro pétalos pequeños y podemos encontrarlas de color amarillas, rosadas o anaranjadas. Sus hojas son delgadas y largas. Y en climas muy cálidos pueden ser muy perennes.
Tienen la característica de ser plantas bienales. Es decir en el primer año se forma una roseta de hojas que constituye reservas alimenticias para el desarrollo. Y al año siguiente aparece la flor.
El alelí es una flor muy fácil de combinar con otras flores y si hay algo que realmente los caracteriza, además de sus bellos colores, es el aroma tan agradable y exquisito que destilan, inundando cualquier ambiente.
Con respecto a su cultivo, las semillas se deben sembrar durante la Primavera Verano en un contenedor especial para poder colocarlas en el jardín al iniciar la primavera.
Cuando miden entre 3 y 4 pulgadas, es cuando se las puede trasplantar.
Como explicamos anteriormente, al ser el alelí una planta bienal en la primer temporada no obtendremos flores, pero al año siguiente el jardín será un espectáculo de color y perfume, sólo hay que tener un poco de paciencia.
El lugar donde se los coloca debe ser soleado. Lucen hermosos en las paredes o al borde de piedras y si se siembran en suelo, debe ser a una distancia de 12 pulgadas, entre una planta y otra.
Se debe tener sumo cuidado de no dañar las raíces al trasplantarlos y cortar las flores en cuanto se marchiten para incentivar la aparición de flores nuevas.
Imagen | saravachile