Actualizado el 14/10/2020
La dalia es una planta tuberosa, proveniente de México. Sus tubérculos fueron primeramente utilizados como alimento. Llegó a Europa en el siglo XVIII gracias al naturalista español José Cavanilles. Y ya en el siglo XIX era una de las plantas valoradas, siendo parte de todos los jardines junto con los crisantemos, por ser las flores más decorativas.
Durante el transcurso del 1800 fueron apareciendo distintas dalias, como las dalias enanas, las dalias pompón y liliput, las dalias cactus y dalias de fantasía.Y ya en el siglo XX las dalias collettes y las nenúfar.
En la segunda mitad del siglo pasado su popularidad comenzó a decaer como ha sucedido con muchas flores, pero sin llegar a ser olvidada.
La dalia, tanto en estado natural como salvaje produce flores simples. Las dalias de flores dobles se fueron obteniendo por botánicos.
El lugar para las dalias es un sitio a pleno sol y despejado, nada de media sombra. El suelo debe ser bien permeable, y de un PH neutro a levemente ácido. La tierra debe ser previamente removida y abonada. Conviene hacerlo en invierno.
Deben transcurrir un mínimo de 2 semanas con abono orgánico (estiércol bien digerido o humus) entre el abonado y la plantación, o 2 meses si se utiliza abono químico. No utilizar abonos con exceso de nitrógeno, ya que disminuyen la floración.
Para la plantación, la distancia entre las plantas va a depender del tamaño de cada dalia. Se recomienda que para las de flor grande haya un espacio de 90 cm; en las de flor mediana 60 cm; y en las de flores pequeñas 40 cm.
Cuando no se respetan estos espacios se corre riesgo de que se presenten hongos, en los días húmedos. En caso de que se plante una hilera sola se pueden espaciar 30 cm.
Este artículo continuará en: Dalias. Parte II
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