Astrofotografía de bolsillo: cómo empezar a sacar fotos del espacio sin quedarse pobre

Actualizado el 14/10/2020

Muchas veces se da, para el orgulloso amo y señor de un telescopio, el paso lógico de querer sacarle una foto a lo que está viendo por el ocular. Esta inquietud, en un principio inocentona (“¡uia! y si…”), puede desembocar en el ambicioso y devorador hobby de la astrofotografía.

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En este momento de inflexión, no hay que apurarse a alimentar a la bestia directamente del bolsillo. Cuando recién nace es más dócil y se nutre de pequeñas raciones.

No todo el oro reluce

Por fortuna, no es necesario empezar a sacar fotos del espacio con una cámara último modelo o un trípode que habla. Obviamente, los resultados pueden parecer desalentadores para los observadores más imaginativos, pero la verdad es que, tan sólo esgrimiendo la típica cámara digital que usamos en las últimas vacaciones, y armándonos de un escudo de paciencia, se pueden obtener unas interesantes imágenes para mostrar a nuestros amigos. Al menos a los más allegados y condescendientes.

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Esta “astrofotografía de bolsillo” apunta a obtener fotos reconocibles de la Luna, el Sol y los planetas, que son los objetos más luminosos. Hablemos de los requerimientos básicos para conseguirlo:

1 – Un telescopio. En astrofotografía (y en general, para la observación), un telescopio recomendable puede ser un reflector con un diámetro de 114 mm (unas 3”), o un refractor que llegue a los 102 mm. Con tamaños menores también podemos intentarlo, aunque será más difícil. Obviamente, si la montura está motorizada la tarea será muchísimo más amena, pero basta con una montura ecuatorial normal, puesta en estación.

2 – Una cámara digital. Nos referimos a las populares cámaras digitales de bolsillo, cuanto más configuraciones nos permitan realizar y menos automáticas sean, mejor. Las Canon y Sony suelen ser las mejores en este aspecto, porque permiten exposiciones de varios segundos, ISOs elevados, y alguna que otra opción para enfocar. Pero todas las marcas lanzan distintos modelos constantemente, por lo que nunca hay que cansarse de comparar las especificaciones técnicas de los productos antes de comprarlos.

3 – Un adaptador. Nada nos impide, ante la desesperación, enrollar la lente de la cámara al ocular del telescopio con una cinta adhesiva. Pero para evitar daños, pegotes y movimientos de salvataje, lo mejor es armar o conseguir un adaptador para cámaras fotográficas. Puede consistir en un pequeño tubo que haga de puente entre el ocular y la cámara, o un soporte que aproxime lo mejor posible el telescopio a la cámara (que debajo suele tener un agujero para tornillos). Si tenemos una cámara réflex, la mejor opción es un “anillo T”.

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De estos tres elementos, la cámara de fotos es la que más atención llevará. Una vez que el telescopio está preparado como en cualquier otra noche de observación, apuntando el objeto que queremos ver y fotografiar, con la cámara adjunta al ocular (donde iría nuestro ojo), empiezan las experimentaciones.

Prohibido no tocar

Efectivamente, lo mejor es ir probando distintas configuraciones para las fotos. No hay que tener miedo de usar las opciones que vienen en el menú de la cámara.

Para empezar, vamos a quedarnos con simples imágenes sin procesar con programas especializados en astrofotografía, que generalmente apilan fotos (y videos) para formar una imagen final más óptima.

En estas primeras fotografías será útil ir variando algunas configuraciones de la cámara antes de presionar el disparador para obtener mejores resultados:

  • Tiempo de exposición:

A diferencia del ojo humano, la cámara fotográfica puede acumular luz durante determinado tiempo. En las cámaras digitales comunes, este tiempo puede variar, yendo de los –2 segundos (pocas fracciones de segundo) a 15 segundos de exposición o más, según el modelo. Por supuesto, en otro tipo de cámaras esto es mucho más configurable. Durante ese tiempo de exposición, el obturador de la cámara permanece abierto captando luz, por eso cuanto más tiempo lo dejemos abierto, más luz tendrá la imagen final, y más brillante será la foto.

Esto es sumamente útil para los objetos celestes, que brillan débilmente. Para el caso de la Luna Llena, o del Sol (que nunca debe observarse directamente), incluso de Júpiter, habrá que abrir y cerrar el obturador mucho más rápido, para evitar que la imagen se queme y salga toda blanca debido a la gran cantidad de luz. Esto es algo que se aprende rápidamente tras un par de pruebas.

Full Moon Exposure

El punto negativo de mantener largas exposiciones es que la Tierra se mueve, y los astros cambian de lugar con rapidez en nuestro cielo (sin mencionar otros factores que mueven la imagen), por lo que la foto puede resultar borrosa. Si la montura ecuatorial está bien alineada, o si contamos con la ayuda de motores que muevan el telescopio, este problema será menos persistente.

  • ISO (sensibilidad):

El ISO es otra característica que puede configurarse en las cámaras digitales más comunes. La sensibilidad normal (cuando sacamos una foto automática de día) es de 100, pero la cámara suele tener un rango manual que va de los 80 (para objetos muy brillantes) a los 3200 (si queremos dar la mayor luminosidad posible).

Pero a mayor ISO, la imagen también tendrá más “ruido”, menor calidad. De hecho, una foto con estas cámaras en ISO 3200 saldrá espantosa.

Es recomendable experimentar con los valores del ISO en relación a los tiempos de exposición. Siempre que se pueda, es preferible utilizar el mayor tiempo de exposición posible sin que la imagen salga borrosa a causa del movimiento, y cuando esto comienza a suceder y aún nos falta luz, empezar a subir desde 100 los valores de ISO.

  • Foco

Enfocar con las cámaras digitales, especialmente a través de un telescopio, puede resultar una verdadera pesadilla. Sin embargo, existen algunas opciones de foco.

En primer lugar, no hay que olvidar cómo enfocan automáticamente este tipo de cámaras: si estamos sacando una foto, por ejemplo, de nuestro gatito a plena luz del día, y queremos que él este enfocado, y no el fondo detrás dé él, lo que hay que hacer es apuntar el centro de la cámara al gato, apretar el disparador levemente, hasta la mitad (no hasta el fondo), y esperar que la lucecita roja en la pantalla se convierta en verde. Esto indica que la cámara enfocó algo, y con suerte ese algo es lo que el fotógrafo estaba tratando de enfocar. Entonces sí, presionar el disparador hasta el fondo.

Esto se puede probar para fotografiar, por ejemplo, la Luna. En el caso de astrofotografía, no importa tanto que la lucecita del foco se convierta en verde, probablemente este feliz suceso nunca pase con el foco normal apuntando a un ocular. Lo importante es que, al intentar enfocar, por más de que el aviso permanezca en rojo, nosotros veamos en la pantalla que los cráteres de la Luna se ven más nítidos que cuando no enfocamos. Esto significa que enfocó, aunque la cámara sea más pesimista al respecto.

Pero hay más. Este tipo de cámaras puede traer varios focos pre-configurados, por ejemplo las Canon incluyen la elección de un foco “evaluativo”, uno “puntual”, y otro “central”. Es muy recomendable ir probando todas estas variables (el “puntual” es especialmente interesante).

Lo que casi todas las cámaras sí incluyen son los focosinfinito”, “normal”, y “macro” (y a veces, “súper macro”).

En teoría, para astrofotografía debería utilizarse el foco al infinito (algo especialmente válido si no estamos usando un telescopio y queremos simplemente sacar una foto del cielo estrellado, o de la Luna). Sin embargo, el foco en “macro” o “súper macro”, combinado con el zoom, puede garantizar enfoques más detallados. En este caso sí veremos la dichosa lucecita verde cuando combinemos correctamente el zoom con este tipo de enfoque.

También se puede cambiar el enfoque del ocular del telescopio, algo que siempre tiene que hacer cada observador cuando mira directamente a través de él, moviendo las perillas que alejan y acercan el ocular.

Consejos finales antes de disparar

Temporizador: ¡sí! esa herramienta que pocos recuerdan. El relojito. Sumamente necesario para que la foto no salga movida. Unos 10 segundos de espera antes de sacar la foto aseguran que la cámara deje de padecer la falta de pulso del fotógrafo y pueda sacar la foto sin rastros de inutilidad humana.

Varias fotos continuas: muchas cámaras permiten configurar la cantidad de fotos que saldrán tras el click. Al configurar 3 fotos seguidas, se evitan accidentes como una brisa pasajera, la turbulencia atmosférica, o algo que justo pasó volando. En este caso, hay que acordarse de hacer lugar en la memoria de la cámara.

Desactivar el apagado automático: algo muy molesto para los fotógrafos es tener finalmente todas las configuraciones preparadas para la foto y que, de pronto, se apague la cámara y haya que establecer todo de nuevo. Mejor cancelar durante esa noche el ahorro de energía (llevar baterías o pilas de más) para ahorrarse un par de disgustos.

Desactivar el flash: elemento asesino durante una noche de observación, nada peor que un flash o una luz que se enciende de golpe cuando nuestro ojo y nuestro telescopio habían logrado acostumbrarse a la oscuridad y empezaban a vislumbrar algo. Además, el flash no sirve para nada y gasta batería, mejor desactivarlo desde el principio y para siempre.

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Abrigo, comodidad, paciencia: algo que a veces no se menciona es lo incómoda que puede resultar la astrofotografía. A las inclemencias habituales de la observación nocturna con telescopios, se suma el tener que estar presionando constantemente botones en la oscuridad. Lo mejor es posicionar el telescopio con el trípode lo más bajo posible (esto, de paso, evita la inestabilidad y el movimiento) y acercar una silla al ocular, donde estará adjunta la cámara. Se puede usar un cable para conectar la cámara a una computadora portátil y ver más grande lo que intentamos enfocar, pero esto también enceguecerá mucho al observador. Hay que asumir que, probablemente, una noche de astrofotografía no vaya a ser la mejor noche de observación, aunque siempre se puede recurrir a la ayuda de una luz roja para guiarse y manejar los instrumentos sin perder sensibilidad en el ojo.

Información de las imágenes: a veces puede establecerse en el modo “pantalla” de las cámaras (la galería de imágenes donde se pueden ver las fotos ya sacadas) la opción de mostrar la información de cada imagen, ¿qué ISO se sacó?, ¿con cuánto tiempo de exposición, y con qué enfoque?. Esto es sumamente útil para aprender qué configuraciones son las más convenientes. Alguien muy aplicado podría intentar ponerlo por escrito y llevar unas lindas anotaciones.

Balance de blancos: esta es otra opción configurable (determina el blanco y, a partir de él, los tonos de la imagen). Por defecto, la cámara saca las fotos con el balance de blancos en “automático”. Pero para el cielo de noche, especialmente el que uno tiene que padecer bajo la contaminación lumínica, es una buena idea establecer el balance de blancos en la opción “tungsteno, si está disponible. El cielo se verá más neutral y menos rojizo (un fenómeno ocasionado por el reflejo de la luz urbana).

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