Actualizado el 14/10/2020
Hubble comprobó lo que se venía sospechando: dentro de 4.000 millones de años, nuestra galaxia chocará con la de Andrómeda, y juntas formarán una nueva galaxia.
Representación del cielo terrestre dentro de 4.000 millones de años (NASA, ESA, STSCI)
La Guerra de las Galaxias…
En este mismo instante, las galaxias más grandes del vecindario, la Vía Láctea y la Galaxia de Andrómeda, se acercan entre sí a una velocidad de 500.000 km/hora. En un poco menos de lo que tardó la Tierra en ser lo que es hoy, nuestra galaxia terminará chocando con Andrómeda, y juntas formarán una nueva súper estructura.
Si bien esta hipótesis ya estaba ampliamente difundida dentro de la comunidad científica, ahora cuenta con la confirmación de la NASA que, durante años realizó observaciones minuciosas de Andrómeda a través del telescopio Hubble y recientemente publicó sus conclusiones.
«Fuimos capaces de extraer información dinámica sobre Andrómeda, que estuvo escondida para los astrónomos durante un siglo», explicó Roeland van der Marel, uno de los astrónomos que lidera la investigación desde el 2002.
Durante tantos años de observación, Andrómeda estuvo muy lejos de quedarse quieta bajo el agudo ojo del Hubble.
Andrómeda (ó M31), fotografiada por Adam Evans
Los astrónomos observaron regularmente distinas regiones de Andrómeda (15.000 estrellas), así fueron capaces de medir un movimiento que antes no podían determinar: el movimiento tangencial u oblicuo que describe nuestra vecina. Una vez que lograron calcular la velocidad de ese movimiento, los investigadores concluyeron que la colisión entre las dos galaxias es efectivamente inevitable.
… ¿termina bien?
Convengamos que, aún intentando mantener el interés del profesional científico, es inevitable preguntarse qué pasará con nuestro («uno en un millón») planeta y su próspera estrella cuando las dos galaxias se encuentren.
En primer lugar, las estimaciones pronostican que los primeros cambios no ocurrirán dentro de 4.000 millones de años, sino mucho antes, cuando las primeras deformaciones gravitacionales comiencen a producirse, como efecto del encuentro de estas dos colosales fuerzas gravitatorias. Esto comenzará dentro de 1.500 millones de años.
Representación de las distintas etapas del choque de las galaxias desde la actualidad (A), hasta los 7.000 millones de años (H).
En principio, se estima que cuando las dos galaxias se encuentren, el Sistema Solar sufrirá simplemente una «reubicación«.
Mientras que ahora vivimos, por decirlo de algún modo, en lo que sería un tranquilo barrio residencial en los suburbios de la Vía Láctea, existe una posibilidad de que la colisión empuje al Sol y sus planetas al borde de una nueva y enorme galaxia que se formaría tras la unión de Andrómeda y la Vía Láctea.
Según estos modelos, la Tierra no sufriría modificaciones por culpa de Andrómeda (es mucho más probable que las sufra por culpa del ser humano). Las colisiones entre las estrellas serían improbables, sus campos gravitacionales permanecerían iguales y el espacio que las separan también.
La galaxia resultante, pasados otros 2 millones de años, es probable que se parezca más a cómo luce hoy Andrómeda, una galaxia espiral.
Seguramente verlo desde la Tierra sería espectacular. Andrómeda es más brillante que nuestra galaxia, y tan sólo ver una parte de la Vía Láctea, en una noche oscura, es deslumbrante.
Si existe algún humano para apreciar la colisión dentro de tantos millones de años, podría ver en el cielo (si conservara la atmósfera que tenemos hoy), junto a los brazos de la Vía Láctea, el espiral enorme y brillante de Andrómeda sumándose a las constelaciones de nuestra galaxia.
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