Actualizado el 14/10/2020
La mayoría de los grandes inventos de la humanidad, tienen su espejo en la naturaleza, ya sea porque la tecnología copió descaradamente a la madre natura, o por simple casualidad. Podemos enumerar al compás magnético de las aves migratorias para guiarse, el sonar de los delfines, el radar de los murciélagos, las alas de las aves, las represas de los castores, y muchas cosas más que la tecnología ha emulado pero que el proceso evolutivo había producido hace miles o millones de años. Ahora… ¿por qué no hay animales con ruedas?
La rueda fue diseñada por el ser humano hace uno siete mil años en la región del Medio Oriente conocida como el Creciente Fértil, desde allí se expandió por el viejo mundo, pero nunca llegó a América, donde no fue inventada de forma independiente. Se empezó a usar en la alfarería, pero casi en seguida aparecieron los carros con ruedas. Se puede decir que es uno de los inventos más importantes de la humanidad, ya que no sólo se utilizó para los vehículos de transportes, si lo pensamos bien, hay ruedas por todos lados, en todos los engranajes, y sistemas mecánicos.
Pero lo que nos interesa es su utilidad para el transporte. Hay animales que vuelan, que aletean, que planean, que flotan, que corren, que saltan, que se deslizan, que nadan, que chapotean, incluso los hay que se doblan de tal modo que pueden rodar como bolas. Pero en los miles de millones de años de evolución humana no se ha visto ninguno que tenga alguna parte del cuerpo que rote como una rueda.
Una rueda es muy simple comparada con lo complejas que pueden ser algunas partes del cuerpo de los animales que existen hoy en día. Una rueda consiste en nada más que un cilindro que rueda libremente alrededor de un eje fijo. El explicar por qué no ha aparecido una rueda biológica nos lleva al corazón de cómo trabaja la evolución.
Tomemos como ejemplo el ojo. Está compuesto por muchísimas partes, como la pupila, la córnea, la retina, el disco óptico, el nervio óptico, etc, cada uno compuesto de sus células especializadas, y cada uno debe funcionar de forma perfecta para poder aportar la visión. Podríamos decir que la visión aparece entre los seres vivos hace unos 800 millones de años. Es el momento en el que los seres vivos acuáticos desarrollaron un cáliz recubierto de gran cantidad de células sensoriales capaces de percibir la dirección de la cual proviene una fuente de luz, a la vez que movimientos cercanos. Pero la visión de la que se valen ustedes para seguir estas letras se desarrolló al aparecer el cristalino, lente que nos permite enfocar objetos ubicados a diferentes distancias. Su origen se rastrea hasta la aparición de los primeros vertebrados. Aunque la visión así como la conocemos debió desarrollarse al salir los animales del agua, ya que allí abajo, por la falta de luz, la visión es corta, mientras que en tierra el ojo puede ver a una distancia de cientos de metros, e incluso kilómetros si se está en alguna posición elevada.
Como vemos, el ojo no apareció completo, fue evolucionando a lo largo de cientos de millones de años, incluso de forma independiente, ya que nuestros ojos primates son diferentes a los de los reptiles, e incluso de los demás mamíferos. Cada una de las etapas por las que pasó el ojo a lo largo de la evolución, ofrecía una ventaja, y por ella fueron favorecidos por la selección natural. En cambio la rueda si bien parece simple, en un ser vivo sería un sistema muy complejo. Si una rueda o el eje no son circulares, y no encajan, o son del diámetro erróneo, simplemente no girarán. El que sean tan complejas explica por qué no se inventaron hasta la edad de bronce, ya que el truco no era concebir algo circular que girase, ni siquiera un eje, sino figurarse cómo conectar una plataforma estacionaria, la carreta, a ese cilindro que es el eje.
Nuestros cuerpos humanos, por ejemplo, no aparecieron de la noche a la mañana, con una mutación que fue favorecida por la evolución. A lo largo de millones de años las mutaciones que representaban una ventaja fueron siendo seleccionadas, creando infinidad etapas, pero cada una de ellas debía aportar una ventaja para la supervivencia de la especie, sino no habría sido seleccionada por la evolución. En el caso de la rueda, debería aparecer de golpe, porque las diversas etapas no funcionarían, no serían una ventaja para nada, por lo que serían mutaciones malignas que no serían favorecidas por la selección natural.
El famoso biólogo evolucionista Richard Dawkings dijo en un artículo clásico de 1996 que la rueda era imposible en la evolución, ya que debía verse como un todo ya completo para que funcione. También que las ruedas jamás presentarían una ventaja, ya que si en vez de tener piernas, una criatura tuviese ruedas, no podría saltar ningún espacio más ancho que la rueda misma. Pero el alegato final en contra de las bioruedas es que no podrían crecer, ni tampoco ser alimentadas de energía, ya que para funcionar deberían estar libres, separadas del resto del cuerpo, deberían ser independientes. Suponiendo que creciesen, y luego se independizasen en cierta etapa de la vida de la criatura, en la etapa de crecimiento, ese ser vivo no podría movilizare de ningún modo.