Actualizado el 14/10/2020
Los murciélagos son un animal que resulta raro para nuestra visión antropocentrista, a pesar de que le hemos robado la idea del sonar. Pero el colmo de la extrañeza se lo lleva un grupo del este de África, con una nariz que parece un cuadro surrealista, y unas orejas que parecen las de un robot. Si ven la imagen, llama la atención la diferencia entre lo intrincada y curvada que es la nariz, abierta, y las rayas paralelas de las orejas, que semejan un artefacto mecánico. Investigadores han descubierto cuatro nuevas especies de este grupo de murciélagos.
Se trata de cuatro variantes de una especie de la familia de murciélagos de herradura o rinolófidos, nombre científico Rhinolophus hildebrandtii. Esta especie ya había sido descrita en 1878, pero entre los murciélagos, puede existir una similitud física, cuando a nivel genético pueden ser muy diferentes. Pero no sólo difieren a nivel del ADN, sino también en sus cantos y en las frecuencias de su ecolocación, la forma en que “ven” los murciélagos, produciendo sonidos con una especie de sonar para generar ecos, lo que les permite orientarse, ubicar los obstáculos y también a sus presas.
La mayoría de los murciélagos producen su sonar con la boca, pero estos lo hacen desde sus narices, que al parecer, gracias a las intrincadas, ranuras y curvas que tienen, les ayudan a enfocar sus llamados de sonar. Las cuatro especies nuevas, diferentes de esta que mencionábamos son Rhinolophus cohenae, de Sudáfrica; Rhinolophus mabuensis, Mozambique; Rhinolophus smithersi, de los valles del Zambezi; y el Rhinolophus mossambicus.
Fuente: LiveScience
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