Actualizado el 24/10/2024
El Aloe, que también en algunas latitudes se denomina áloe, sábila o aloë, pertenece a un género de plantas que se denomina suculentas de la familia de las Asphodelaceae. Dentro de la denominación de aloe se encuadran más de 400 especies. Geográficamente las áreas dónde mejor crece, debido sobre todo a cuestiones climatológicas son las zonas desérticas de África siendo una de las ubicaciones dónde se desarrolla mejor la provincia del Cabo en Sudáfrica. También las montañas del África tropical son un buen terreno para su desarrollo.
Los géneros Gasteria y Haworthia son fácilmente cultivables y conocidos popularmente como aloes. Existe una familia de plantas, las agaváceas, que en gran cantidad de ocasiones son confundidas con los aloes. La diferencia fundamental entre un tipo y otro de plantas es que las hojas jóvenes no se agrupan formado la figura de un cono, el escapo no es terminal y la planta no deja de existir después de que se halla producido la floración. Lo más habitual es que los aloes formen, con sus hojas, una roseta con sus grandes hojas carnosas. El tallo suele ser muy corto. Las hojas tiene forma lanceolada y en su colorido podemos encontrar desde el gris al verde brillante.
Las flores tubulares, que también las posee, son de color amarillo, anaranjado o rojo. El tallo desde el que surgen prácticamente no tiene hojas y es simple y ramificado. Las inflorescencias están formadas por racimos abigarrados. La reproducción de los aloes se lleva a cabo por ponlización cruzada. En muchas de las especies de aloe puede parecer que carecen de tallo, lo cual no es cierto. Bien es verdad que las inflorescencias nacen a ras de suelo pero esto no siempre es así ya que por ejemplo los aloes sudafricanos están dotados de largos troncos por lo que en determinadas ocasiones se llegan a confundir con árboles.
Fuente: Wikipedia | Imagen: