Cómo sobrevivir al frío de Siberia: con tres genes

Actualizado el 14/10/2020

Siberia suele ser sinónimo de paisaje inhóspito, de lugar aislado, y en el que hace un frío tórrido. Siberia es enorme, si contamos con que ocupa casi el 10 por ciento de la superficie terrestre emergida. A pesar de que en este mes de enero la temperatura promedio es de –25º C, vive gente allí desde hace decenas de miles de años. Pero claro, cuentan con una mutación especial que los ayuda a tolerar semejantes temperaturas. No se imaginen alguna tupida capa de pelaje que les sale a voluntad, como si de los X-Men se tratase, sino una modificación en su ADN, que los diferencia de las poblaciones que viven en otras partes del mundo.

siberia

Un nuevo estudio genético de la población originaria de Siberia presentado en unas jornadas sobre evolución humana, ha revelado cómo la selección natural ha ayudado a esta gente a adaptarse al frígido norte. Allí en Siberia existe una docena de grupos indígenas, algunos en peligro de desaparecer, como los teleuts que apenas son unos 2000. En estudios anteriores ya se había descubierto genes implicados en adaptaciones al frío de poblaciones siberianas, como el llamado UCP1 y el UCP3, que ayudan a que la grasa corporal produzca calor de forma directa, en vez de producir los químicos que aportan energía a los músculos y al cerebro. Un proceso que se conoce como “termogénesis sin tiritar”, es decir que se produce calor sin hacer que los músculos tiriten.

El nuevo estudio incluyó 10 grupos que representan a casi todas las poblaciones nativas de la región. Alexia Cardona y colegas de la Universidad de Cambridge, han analizado 200 muestras de ADN recolectadas por investigadores rusos. En esas muestras se han detectado signos de que la selección natural ha actuado en el Genoma Humano, es decir genes que hayan sido favorecidos por la evolución porque aportaban una ventaja a la hora de sobrevivir y dejar descendientes. Identificaron tres genes con estas características, uno de ellos el que ya habían descubierto investigaciones anteriores, y que mencionábamos más arriba, el UCP1. Los otros son variantes de dos nuevos genes llamados ENPP7 y PRKG1.

PRKG1 es un gen involucrado en la contracción involuntaria del músculo liso, clave para el tiritar y la constricción de los vasos sanguíneos a fin de evitar la pérdida de calor en la piel. El otro gen, el ENPP7 está implicado en el metabolismo de las grasas, especialmente aquellas presentes en alimentos como la carne y productos lácteos, dieta típica de la gente del Ártico.

El grado en que esos tres genes fueron favorecidos por la evolución es diferente entre los diferentes grupos poblacionales de Siberia. Por ejemplo, la selección a favor del UCP1 fue más fuerte en los grupos del sudeste de Siberia, mientras que la selección a favor de PRKG1 fue mayor en el noreste y en la parte central de la región. ENPP7, por el otro lado, se mostró fuerte en toda Siberia.

Estos son los elementos típicos que los genetistas buscan en el genoma humano para probar que la selección natural, el principal motor de la evolución, sigue actuando sobre nosotros, y lo hacía hace decenas de miles de años. Esos elementos son identificar la presión de la selección, la variación en diferentes poblaciones, cambios específicos en el ADN y un sentido de qué hacen esos cambios. Así el estudio ha podido mostrar cómo se han adaptado los seres humanos al frío de Siberia durante los 25 mil años que llevan viviendo en la región.

Hay que tener en cuenta que estos siberianos son descendientes de aquellos que, hace también unos 25 mil años, se aventuraron más allá de Asia, penetrando en el continente americano a través de Beringia, una región que por aquellos tiempos estaba sobre el nivel del mar, pero que en la actualidad es parte del fondo del Mar de Bering. También en Siberia vivieron otras especies humanas, como los neandertales o los denisovanos. Estos estudios sirven para seguir estudiando cómo actúa y como actuó en el pasado la selección natural sobre nuestra especie, y nuestros parientes evolutivos.

Fuente: Science

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