Actualizado el 14/10/2020
Arqueólogos mexicanos han descubierto la tumba de una mujer joven de tiempos aztecas rodeada de 1789 huesos humanos, en el Templo Mayor, de Ciudad de México. El enterramiento es de una fecha entre 1481 o 1486, según los arqueólogos, basándose en el estado del edificio cerca del que fue encontrado.
En uno de los lugares más sagrados de lo que fuese la capital azteca, en la punta de la plaza, y cerca del que se cree debe haber sido un árbol sagrado en aquellos tiempos, los arqueólogos mexicanos descubrieron un enterramiento, a unos cinco metros de profundidad. El primero de su tipo, nunca se había descubierto que se realizasen sacrificios masivos para acompañar a algún personaje especial de la clase gobernante azteca. En este caso, no se han descubierto cuerpos completos, sino pilas de huesos de todo tipo, pero humanos.
También es extraño el enterramiento en sí, ya que se creía que la clase alta azteca cremaba a sus muertos. Si bien se habían descubierto antes huesos de sacrificios en otros entierros de Mesoamérica, no había ocurrido entre los aztecas.
Los 1789 huesos descubiertos junto a la mujer azteca, al parecer no tienen ningún orden, ni tampoco pertenecen a individuos completos, son grupos de fémures, costillas, siete cráneos adultos y tres de niños. También hay vértebras y esternones, que tienen las marcas de corte típicas que quedan cuando el individuo ha sufrido el ritual de extracción del corazón, típico en los sacrificios aztecas.
Pero según los arqueólogos los sacrificios no habrían ocurrido allí mismo, ni todos al mismo tiempo. La arqueóloga Perla Ruiz, encargada de la excavación, dijo que esto sugería que los huesos fueron desenterrados de otras tumbas de personas sacrificadas con anterioridad, y fueron luego colocados allí para acompañarla a la mujer azteca.
Algo también extraño es el árbol sagrado, un tronco maltrecho de roble americano descubierto “plantado” en una pequeña plataforma redonda cerca de la tumba en lo que habría sido el borde del complejo del Templo Mayor. Los árboles eran venerados por los aztecas, y les otorgaban importancia espiritual. Según parece no tiene mucho que ver con la tumba de la mujer en sí, sino que podría haber sido llevado allí en alguna ceremonia algunas décadas después.
Fuente: Phys.org
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