Actualizado el 14/10/2020
Nuestro aspecto físico es el que nos caracteriza como humanos modernos, es decir Homo sapiens, pero lo que realmente nos define como humanos modernos es el comportamiento, lo que nosotros llamamos “ser humanos”, que nos aleja del resto del reino animal. Lo primero apareció hace al menos unos 260 mil años, pero las evidencias más antiguas de comportamiento humano acaban de retroceder varios miles de años gracias a unas nuevas dataciones en el yacimiento Border Cave, en Sudáfrica.
El comportamiento humano es más difícil de identificar en el registro fósil, ya que gran parte de ese comportamiento sería una versión acentuada de lo que podemos encontrar entre nuestros parientes vivos más cercanos, los simios como chimpancés o los bonobos. Cosas como la fabricación y el uso de herramientas, una infancia prolongada con largos períodos de dependencia de los mayores y la complejidad social. Pero hay otros aspectos de ese comportamiento que son únicos de nuestra especie, al menos en la actualidad. Por ejemplo, las herramientas compuestas, es decir no sólo tomar un palo para ayudarnos con una tarea, o utilizar una piedra para abrir un huevo de cáscara gruesa, sino el fabricar una punta de lanza que requiere una construcción mental de cómo será el objeto acabado para poder tallarlo, tal vez durante un par de horas, y luego preparar un palo especial al cual irá adosado ese objeto. Otros aspectos únicos del ser humano son el arte y el simbolismo, los rituales elaborados y las creencias religiosas, más la utilización de un lenguaje complejo que nos permite todo lo anterior.
Si bien en la actualidad hay una gran brecha que nos separa del resto de los animales justamente por este comportamiento humano, esto se debe a que somos la última especie superviviente del género humano, pero hace 40 mil años existían otras especies humanas con comportamiento moderno, como los neandertales en Europa, y los denisovanos en Asia. Evidencias de este tipo de comportamiento se pueden ver en yacimientos más antiguos, con los más antiguos de todos en la cueva Blombos, también en Sudáfrica, que cuenta con una antigüedad de al menos 70 mil años. Pero el problema es que tanto esa cueva, como otros yacimientos de la misma época, dejan de tener evidencias de ese comportamiento moderno primitivo luego de 15 mil años, para volver a arranchar hace 44 mil años.
Hasta hace unas décadas se creía que el comportamiento moderno había aparecido en África junto con los más antiguos representantes de nuestra especie, y que desde allí se había dispersado por el mundo, reemplazando a todas las otras especies humanas. Se creía que este comportamiento había permitido que los Homo sapiens conquistasen el planeta, al ser superiores a las otras especies, por tener justamente un “comportamiento moderno”. Pero ahora se sabe que tanto los neandertales como las demás especies humanas contemporáneas, habían desarrollado un comportamiento moderno, y no diferían mucho del de los Homo sapiens que se originaron en África.
La mayoría de los expertos están de acuerdo en que este comportamiento apareció durante el intervalo que va desde fines del Pleistoceno Medio a la mitad del Pleistoceno Superior, es decir entre 100 mil y 50 mil años atrás. Cabe aclarar que hace 100 mil años los humanos ocupaban vastos territorios en África, Europa y Asia. Así es que no fue un único evento el que revolucionó a nuestra especie: se ve en el registro arqueológico que la tecnología fue mejorando en las diversas partes del mundo ocupada por los humanos. No sólo en los Homo sapiens africanos se vio una mejora en la tecnología y en su adaptación al medio, sino también en los otros humanos, como los neandertales y denisovanos.
Pero dos nuevos estudios publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences, muestran que lo que se conoce como la Edad de Piedra Tardía de África, equivalente al Paleolítico Superior de Europa, habría aparecido hace unos 44.000 años, al menos es la fecha más antigua que se tiene en la actualidad. El yacimiento en cuestión es la Border Cave (o cueva Fronteriza), en las montañas Lebobo, de Sudáfrica, que fue ocupada de forma casi ininterrumpida desde hace 200 mil años. En esa misma época se comienza a ver en Europa evidencias de la llegada de los Homo sapiens a un territorio hasta entonces tan sólo habitado por otra especie humana, los neandertales.
Lo interesante es que las, diferencias en la tecnología y cultura entre ese comportamiento moderno africano y el que se ve en Europa para la misma época es bastante importante, demostrando que no fue que los africanos lo esparcieron por el mundo, sino que fue una evolución cultural que se dio en casi todos los grupos humanos de esa época. O que la expansión de este tipo de comportamiento se dio antes, pero no por una población que fue migrando y desbancando a los habitantes de las regiones a las que llegaban, sino que fue el avance, ese gran salto tecnológico y cultural el que se fue esparciendo de una población humana a otra.
En Border Cave se han descubierto ornamentos corporales hechos de conchas y cuentas, bastones de madera para excavar, punzones y puntas de flecha de hueso, y algo bastante llamativo huesos con muescas, que podrían indicar que aquellos humanos llevaban la cuenta de algo. También utilizaban la cera de abeja, junto con resina para crear una especie de pegamento con el que adherían las herramientas a su mango.
Según publican los autores en uno de los estudios, estos resultados apoyan la visión de que lo que percibimos hoy en día como comportamiento humano es el resultado de trayectorias no lineales que se pueden comprender mejor si se documentan en una escala regional, en vez de querer aplicarlas al globo terráqueo completo como si de una única cultura humana se tratase.
Artículos recomendados
- Los neandertales utilizaban plantas medicinales
- Fósiles completos de homínido de hace 2 millones de años
- Homínidos antiguos comían lo mismo que una jirafa
- Los neandertales, autores del arte rupestre más antiguo
- El instrumento musical más antiguo
- Los primeros americanos llegaron en tres oleadas según la genética