Actualizado el 14/10/2020
Supongamos que estamos en la Antártida, y que por casualidad, contamos con una máquina del tiempo, si retrocediésemos 52 millones de años saltaríamos de nuestro asiento al ver el increíble cambio que sufriría el paisaje a nuestro alrededor. Dejaríamos de ver el desierto blanco y helado que es hoy en día, para pasar a un ecosistema tropical. Científicos de la Universidad Goethe, de Alemania, han descubierto un período de intenso calor en la Antártida.
En el estudio publicado en Nature, los autores cuentan que gracias a muestras del suelo marino, pudieron descubrir que la costa de la Antártida estaba cubierta de vegetación tropical, incluyendo palmeras y parientes de los baobabs. Esto demuestra el alto contraste entre las condiciones climáticas modernas y del pasado en la Antártida, y también cómo períodos de elevados niveles atmosféricos de dióxido de carbono pueden ayudarnos a estudiar el calentamiento global que hoy en día estamos sufriendo por la acción del hombre, y no por la naturaleza. Esto podría permitir estudiar cómo hizo la biósfera terrestre para adaptarse al cambio, si bien ese cambio ocurrido hace 52 millones de años no fue radical como el que ocurre hoy en día, sino que habrá ido ocurriendo a lo largo de miles de años, y no sólo décadas.
En esos tiempo el dióxido de carbono presente en la atmósfera era del doble del que tenemos hoy en día. El dióxido de carbono es uno de los gases más abundantes en la atmósfera, es el que expiramos luego de aspirar oxígeno, y es el que absorben los vegetales, que a su vez devuelven oxígeno. Pero también es uno de los gases que causan un efecto invernadero en la atmósfera, impidiendo que la radiación solar se vaya al espacio, por lo que termina generando un calentamiento global. Si seguimos al ritmo en el que venimos contaminando la atmósfera aumentando de forma antinatural este gas, en un par de siglos llegaremos a la situación de hace 52 millones de años.
Los científicos analizaron rocas que extrajeron del fondo marino, que cubren un período de 53 a 46 millones de años atrás, en las que pudieron descubrir polen y esporas fósiles, lo que les permitió reconstruir la presencia de bosques tropicales y subtropicales en la zona costera. Estas son plantas que morirían de forma instantánea si sufriesen el frío que impera actualmente en el continente blanco del polos sur. Según pudieron estimar, en los inviernos de hace 52 millones de años, la temperatura no bajaba de 10 grados centígrados.
Un factor que ayudó, aparte del efecto invernadero, fue que en aquellos tiempos una corriente marina cálida bañaba las costas antárticas, que luego cambió, lo que habría terminado llevándose ese ecosistema tropical.
Fuente: LiveScience
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