Por qué los ancianos son más fáciles de estafar

Actualizado el 14/10/2020

La vejez viene aparejada con la sabiduría, dicen. Pero a pesar de la experiencia vivida, la gente mayor es especialmente vulnerable a las estafas. Según estudios de la FTC del gobierno de Estados Unidos, el 80 por ciento de las víctimas de estafas, tienen más de 65 años. Un nuevo estudio podría aportar respuestas, ya que descubrieron que la región cerebral conocida como la ínsula anterior suele estar menos activa, en la gente de avanzada edad, y esa región es la que sirve para detectar engaños y para hacernos sospechar.

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Según organismos estatales de Estados Unidos, como el FBI, por ejemplo, los ancianos son más fáciles de engañar porque suelen ser más positivos. El nuevo estudio apoya esa visión. Según la neuróloga Shelley Taylor, autora principal del estudio, la gente mayor sabe regular muy bien sus emociones, y ven las cosas bajo una luz positiva. No son exagerados en sus reacciones ante los problemas del día a día. Esto, a su vez, los vuelve menos cutos y desconfiados.

El estudio que realizaron los científicos de la Universidad de California, consistió en mostrar fotografías a 119 personas de entre 55 y 84 años, así como a 24 de entre 20 y 42. Las fotografías eran de rostros expresivos, con sonrisas falsas, y demás expresiones que a diario nos hacen desconfiar de ciertas personas. Los participantes debían categorizar las fotografías en una escala de –3 a 3, desde la de menos confianza a la de más confianza.

Los rostros con expresiones que deberían hacer desconfiar a cualquiera, recibieron la desconfianza de los jóvenes, pero no de los ancianos. Al tiempo que los participantes miraban las fotografías y las categorizaban, se les realizaron tomografías computadas del cerebro, para estudiar la actividad cerebral. Cuando se les pedía que decidieran si era de confianza o no la persona de la fotografía, en la gente joven se activaba la ínsula anterior, y se incrementaba en las fotografías que tenían expresiones que generarían mayor desconfianza. En la gente mayor, se vio muy poca actividad en esa región.

Según los autores del estudio, el trabajo de la ínsula es el de recolectar información del propio cuerpo, los sentidos, sensaciones, presentimientos, y presentar la información al resto del cerebro. Es una especie de campana de advertencia que no funciona bien en los ancianos.

Fuente: Wired

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