Actualizado el 14/10/2020
Una de las características que nos definen como humanos es la capacidad que tiene nuestra especie de generar cultura.
Siempre se pensó que esta era la característica que nos diferenciaba del resto de los seres vivos, el poder transmitir el saber acumulado de las poblaciones de una generación a otra.
Pero ya desde hace algunos años se viene descubriendo que no somos los únicos que pueden crear cultura.
Se ha comprobado que otros primates pueden hacerlo, y también las ballenas.
Según dos estudios recientes, esta capacidad ayudaría a las especies a sobrevivir y a prosperar en su medio ambiente.
No existe una única definición de cultura. La antropología la define de una forma, la filosofía de otra, y la biología también tiene su propia visión, pero la mayoría está de acuerdo en que involucra la adopción y transmisión colectiva de uno o más comportamientos entre una población dada.
El Homo sapiens ha conseguido poblar casi cualquier superficie del planeta gracias a la cultura. gracias a que cada generación no debía empezar desde cero, sino que se beneficiaba de la experiencia de las anteriores. Diversos estudios han descubierto que una transmisión cultural similar, si bien más simple, también ocurre entre otros animales, como los peces, insectos, aves, y mamíferos.
A veces, estos rasgos culturales parecen extraños, como por ejemplo la costumbre desarrollada entre los monos capuchinos de hincarse los ojos con las uñas de los dedos de la mano, un comportamiento que se originó entre un pequeño grupo de individuos y que a lo largo de los años se ha esparcido a otros grupos. No es que sea la transmisión de la aritmética, pero es una costumbre que se transmite de generación en generación.
Entre nosotros, los humanos, sucede lo mismo, una vez que aparece alguna novedad, puede llegar a transmitirse por toda la población. En la actualidad, con las redes sociales, una costumbre puede llegar a dar la vuelta al mundo en el transcurso de algunos días. En el último número de Science, han publicado dos papers en los que se muestra como esto también sucede entre los animales, si bien sin la velocidad que internet aporta.
Investigadores de la Universidad de St. Andrews, Gran Bretaña, han publicado los resultados de varios estudios realizados entre monos y ballenas, en los que reportan la fuerza de la conformidad cultural en dos especies totalmente diferentes, ambos mamíferos, pero uno es terrestre: el mono vervet; y otro acuático: la ballena jorobada.
Un primer grupo, liderado por el psicólogo Andrew Whiten trabajó con los monos, una población de 109 individuos que viven en una reserva privada en KwaZulu-Natal, Sudáfrica. Intentaron inducir a la conformidad a cuatro grupos diferentes. A cada grupos se le dio dos bandejas de plástico llenas de cereal; el cereal estaba teñido de azul en una bandeja, y de rosa en la otra. Los colores fueron elegidos por que son los que predominan en los genitales de los machos vervets, y por ende, llamarían la atención de los monos.
Una de las bandejas fue bañada en hojas de aloe, lo que le dio un gusto horrible para los monos. En dos de los grupos, el gusto amargo se le dio a los cereales azules, mientras que en otros dos grupos se le dio el gusto feo al color rosa. A lo largo de tres meses, los monos aprendieron a evitar la comida con feo gusto.
Pero cuatro meses después, luego de que hubiesen nacido 27 nuevos monos y tuviesen edad para comer alimentos sólidos, se les volvió a ofrecer a los grupos las bandejitas con cereales rosa y azul. Si bien, ninguno de las dos bandejas tenía gusto feo como en la otra ocasión. Durante los siguientes dos meses, tanto los adultos como las nuevas crías, evitaron el color que antes se había asociado al feo gusto, por más que ahora ambos colores tuviesen el mismo gusto.
26 de los nuevos 27 infantes, sólo comían el color que antes tenía buen gusto, el preferido de sus madres, ignorando al otro. A esto se le agrega que durante el período de estudio, hubo 10 monos machos que migraron desde un grupo que prefería un color, ha un grupo que prefería el otro color. Siete de esos diez, cambiaron su preferencia casi enseguida, adoptando el color de su nuevo grupo. Sugiriendo que fueron influenciados por las normas del nuevo grupo al que se unieron.
Esto demuestra que aprender de otros y la conformidad cultural, juegan un papel importante en otros animales aparte de nosotros. El apoyarse en la experiencia acumulada de otros, en vez de sólo en la experiencia personal, puede ayudar a los animales a adaptarse al ambiente en el que viven.
En un segundo estudio, esta vez liderado por el biólogo marino Luke Rendell, los investigadores estudiaron las tradiciones inventadas por las ballenas jorobadas, tradiciones que involucran al método de pesca llamado red de burbujas. Este método consiste en que las ballenas larguen burbujas desde abajo alrededor de bancos de peces, sus presas. Con esto confunden a los peces y a la vez los arrían para que se junten, y luego cargan todas juntas desde abajo hasta la superficie, devorando todo a su paso, para asomar luego la cabeza en la superficie.
En 1980 se observó que una ballena había inventado un giro a esta técnica, que consistía en batir la superficie del agua varias veces antes de soplar las burbujas. No se sabe a ciencia cierta qué beneficio aporta este agregado, pero apareció cuando la presa preferida de las ballenas, las sardinas, estaban decayendo, y otro pez, los ammodítidos, estaba aumentando. El equipo de investigadores especuló que el golpear el agua con la cola, servía para arriar a los ammodítidos.
A la vez, tenían la impresión de que este tipo de técnica de pesca se estaba expandiendo entre los grupos de ballenas, pero no había evidencia sólida. Así es que analizaron una base de datos sobre el comportamiento de las ballenas en los últimos 27 años. Esta base de datos fue recolectada en el Santuario marino de Stellwagen Bank, en la boca da la bahía de Massachusetts, Estados Unidos. Una base que cuenta con 73790 avistadas de ballenas, que involucran a 653 ballenas, que cada una fue vista al menos 20 veces.
A lo largo de los años, la técnica de la cola se expandió a un 37 por ciento de la población, y el 87 por ciento de quienes han adoptado la técnica parecen haberlo hecho cuando estuvieron asociadas con otra ballena que ya la había adoptado. Estar asociadas, implica que realizaban comportamientos coordinados, como por ejemplo pescar juntas.
Ambos estudios muestran que hay que prestar más atención a las costumbres de los animales, y cómo hay muchas especies que prestan atención a otros animales, y son influenciados por ellos. Si bien por ahora no se ha demostrado el tipo de emulación sofisticada típica de los humanos, que todavía nos separa del resto de los animales. Esa habilidad de copiar a otros es lo que diferencia a los humanos en su cultura tan compleja.
Fuente: Wired