Actualizado el 14/10/2020
¿Existieron los dragones? Leyendas y mitos sobre ellos existen en casi todas partes del mundo. Muchas culturas de América, Asia y Europa tienen historias de dragones. Pero, ¿hay evidencias o sólo relatos? Habría que empezar por definir qué es un dragón, porque pareciera que casi cualquier criatura extraña de las leyendas podría acomodarse en ese nombre, a veces.
Hablamos de criaturas con forma de serpiente o lagarto que puede volar y arroja fuego por la boca. Esa es la descripción y definición más general, y por la cual podríamos encontrar historias tan atrás en el tiempo que llegarían a los sumerios y a los antiguos griegos. Pero también existen muchas criaturas que caen en el amplio saco de los dragones, que no tienen alas. Algunos pueden hablar, otros no. Algunos son pequeños, otros kilométricos. Algunos son marinos, otros cavernícolas. Así comenzaron a surgir categorías, con dragones de fuego, dragones marinos, dragones de hielo, etc. Ya la literatura fantástica amplió tanto el rango de dragones existentes, que se podría decir que se ha degenerado el término dragón, porque puede llegar a albergar a criaturas tan diferentes entre sí, que uno se pregunta por qué tienen el mismo nombre.
La palabra dragón proviene del griego draconta, que significa montar guardia, una de las características de los dragones de las leyendas europeas, que los pintan como guardianes de tesoros, como montañas de monedas de oro y gemas. En mundos literatos como los de Tolkien, se explica esta aparente inexplicable manía de los dragones, porque el oro era un material que daba poder, porque el gran dios malvado Melkor había repartido su poder en todos el oro del mundo. Tolkien decía que así debían ser los dragones: "El dragón era una criatura serpiente, pero con cuatro patas y con garras; su cuello podía ser más o menos largo, pero tenía una cabeza horrible con largas mandíbulas y dientes o lengua de serpiente. Usualmente estaba cubierto con una pesada coraza, de manera especial la cabeza, el lomo y los costados. A pesar de ello era bastante flexible (se podía mover hacia arriba y hacia abajo, y también a los lados) y, llegado el caso, incluso podía formar nudos con su cuerpo, y tenía una larga y potente cola (…) Algunos tenían alas, el legendario tipo de alas que van juntas con las patas delanteras (en vez de ser patas frontales que se han debilitado) (…) Un dragón respetable debía medir seis metros o más.”
En casi todas las leyendas típicas de dragones, se lo pinta como el monstruo más importante a vencer por un héroe. Por lo que son el broche final de muchas aventuras, cuando el héroe combate a muerte con el dragón. Uno de los cazadores de dragones más famosos es San Jorge, parte de la Leyenda dorada, en la que el santo salva a una princesa de ser sacrificada ante el dragón que venía aterrorizando a un pueblo entero desde hacía mucho tiempo. Pero la idea que casi todos, en occidente, tenemos de los dragones se gestó en tiempos medievales, cuando muchos escribas y recopiladores mezclaron leyendas griegas, romanas, y judeo-cristianas.
¿Evidencias sobre dragones?
Durante siglos y siglos, hasta la aparición de la paleontología y de la ciencia, cada vez que aparecía algún hueso extraño de dinosaurio, se lo asociaba a los dragones, porque otra explicación no se tenía para semejantes huesos a pesar de que eran fósiles. También están los famosos dragones de Komodo, una isla de Indonesia, en la que existen unos lagartos que bien se parecen a muchos dragones de las leyendas europeas, sólo que más pequeños, si bien algunos ejemplares llegan a los tres metros de largo. Pero ni vuelan, ni arrojan fuego por la boca.
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