Actualizado el 14/10/2020
El éxito de las mejores historias de terror radica en cuan familiares y cercanas pueden parecerles a los lectores u espectadores. Es por eso que uno de los monstruos más terroríficos de la ficción son los zombies, “porque ellos son nosotros, y nosotros somos ellos”, dice algún personaje de una de las historias de zombies. Cualquiera puede convertirse en zombie, nuestro vecino, nuestra pareja, nuestra madre. Se ha analizado mucho las historias de zombies desde la psicología y la antropología, pero también las ciencias duras como la física y la matemática han hincado sus dientes en el suculento material que aportan no uno o dos monstruos, sino millones que hacen colapsar a la sociedad en todas las películas y novelas. Por eso veamos la relación que tienen los zombies con la ciencia.
Historia de los Zombies
Primero hagamos un poco de historia. La idea del zombie como un ser sin control sobre si mismo, sin inteligencia, ni alma, es parte de la mitología africana modificada en América, especialmente en Haití. De allí proviene la palabra también, pero el zombie que se hizo famoso en el cine, y que hoy es tan exitoso en la serie de televisión The Walking Dead, tiene sus raíces más profundas en la literatura.
Un zombie, actualmente, es un muerto que ha vuelto a la vida, que por alguna extraña razón, le gusta alimentarse de los seres vivos. Esa es la definición más general, si bien en algunas películas lo que más les interesa es el cerebro de los humanos, pero en otras atacan caballos, o perros, sin problema alguno. El zombie así como lo conocemos hoy en día es producto de la unión de muchas fuentes que terminaron haciendo explosión dentro de la cabeza del director de cine George A. Romero, quien dio origen al subgénero de terror de zombies con su película La noche de los muertos vivos (Night of the Living Dead) de 1968. Pero Romero no fue su creador, sino que recopiló todo lo mejor de los muertos vivos que andaba flotando en la sopa primordial zombie.
La palabra zombie tiene su origen en el término nzambi, de la lengua en bantú, que se hablan en el Congo, África. Su significado es “espíritu de persona muerta”. Desde allí llega a América junto con los esclavos, pero es en Haití donde persiste con el término zonbi. En la mitología vudú de Haití, los zombies son personas vueltas a la vida por un bokor, hechicero o sacerdote que se apropia de su alma, de forma que el zombie pierde toda conciencia y personalidad.
A esto debemos agregarle los muertos vivos de H. P. Lovecraft, famoso escritor de relatos de terror. Entre 1921 y 1922 publicó en seis partes una novela corta o cuento largo titulado Herbert West: Reanimador, que trata sobre las investigaciones del doctor Herbert West, de la Universidad de Miskatonic, por conseguir un compuesto que pueda reanimar a los muertos. El problema es que cuando vuelven a la vida lo hacen violentos y caníbales. Casi ya como el zombie clásico que hará famoso luego Romero en sus películas. Lovecraft mismo cuenta en sus cartas que esta historia la escribió para parodiar a la historia más famosa de reanimación de muertos: Frankenstein, de 1818.
En el cine aparecieron muchas veces los zombies antes de La noche de los muertos vivos, pero eran zombies haitianos, no muertos vivos al estilo lovecraftiano como serían los de romero. Está White Zombie (La legión de los muertos sin alma), con el mítico Bela Lugosi, de 1932; Revolt of the Zombies (1936), I Walked With a Zombie (1943) y Plan 9 From Outer Space (1959).
Todo esto estaba en el aire cuando salió la pelígula de 1964 The Last Man on Earth, basada en la novela Soy leyenda (1954) de Richard Matheson. Ahí se puede ver a los muertos vivos que inspirarían a George A. Romero. El mismo director admite que los muertos vivos de la película de 1964, protagonizada por Vincent Price, lo influenciaron para caracterizar a sus zombies. En la novela se cuenta la historia del último sobreviviente de un virus que ha transformado a toda la raza humana en vampiros. Pero hay dos clases de infectados, los vivos y los muertos reanimados por la bacteria. Estos son iguales a los que Romero luego mostrará en sus películas como zombies.
La película que volvería tan famosos a los zombies costó 114 mil dólares y para ratar costos la filmaron en blanco y negro, a pesar de que el cine a color ya se había instalado. Fue filmada de forma independiente por la compañía Image Ten, que fue formada para la ocasión por el director Romero, y los productores John Russo and Russell Streiner. Todos amigos. La historia partió de una idea de Romero y Russo, pero el guión se dice que lo escribió Romero durante tres días en 1967. Luego vendrían las secuelas del mismo Romero, los spinoff de Russo, y otras tantas películas de zombies inspiradas en la más famosa: La noche de los muertos vivos.
Zombies y Ciencia
Los zombies no sólo fascinan a los consumidores de ficción de terror, sino también a los científicos. ¿Por qué? Porque aportan muchas posibilidades en una. Son una plaga que se expande, implican el colapso de la sociedad, permiten estudiar el comportamiento humano frente a una situación semejante, y porque no son un único monstruo molestando por allí, sino que son millones.
Recientemente hubo un caso de canibalismo en Miami, en el que un hombre (Rudy Eugene), fue descubierto comiendo la cara de otra persona, y tuvo que ser abatido por la policía con varios disparos ya que no parecía percibirlos. Se supo después que estaba fuertemente drogado. El asunto fue que disparó búsquedas en la web sobre el apocalipsis zombie, tan instalado en la mitología popular urbana, y desató tantas consultas en el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos que debieron salir a calmar a la población aclarando que no existía nada en la naturaleza que pudiese generar un apocalipsis zombie.
Nunca debemos descartar la gran capacidad del hombre para crear armas de destrucción masiva, así que quién sabe si no exista ya alguna que nos transforme en… ¡zombies! Como sucede en la película The Revenant (2009). Por eso es que los científicos se han ocupado de analizar científicamente cuál sería la mejor forma de sobrevivir a un apocalipsis zombie. Las películas no son una buena guía, ya que allí los humanos siempre mueren, así que veamos qué tiene para decir la ciencia.
Uno de los preocupados por los brotes zombies fue el físico Davide Cassi, de la Universidad de Parma, Italia. Según un artículo científico que publicó en Physical Review E, el mundo está lleno de cosas que se mueven como los zombies, como por ejemplo las partículas flotando en fluidos turbulentos. Con esto creó un modelo llamado “caminata al azar”, y estudió cuanto podría sobrevivir una persona escondida en una estructura compleja siendo perseguido por caminantes aleatorios. En el artículo científico no se habla específicamente de zombies, por supuesto, pero describe “la probabilidad de supervivencia de objetivos inmóviles de ser aniquilados por caminantes aleatorios”.
En las conclusiones se dice que gente atrapada en un shoping o centro comercial, como en El amanecer de los muertos, estarían mucho mejor que los pobres que se habían recluido en una casa en La noche de los muertos vivos. Según el estudio, una presa que se esconde en una estructura compleja, o sea grande y con muchos recovecos, como un shoping, tiene más chances de sobrevivir, porque las chances de que un depredador de con su presa en una estructura muy irregular se reducen casi a cero.
Pero la mirada del físico Cassi es muy pasiva, un grupo de matemáticos canadienses, de la Universidad de Otawa, se enfocaron en la mejor forma de evitar que el brote zombie se propague. Su estudio fue publicado en un libro sobre enfermedades infecciosas (aquí el pdf). ¿Sus conclusiones? Pegar duro y hacerlo rápido y seguido. “Un brote de zombies sería desastroso, a no ser que se usen tácticas extremadamente agresivas contra los muertos vivos”, dicen los autores en el estudio. “Es imperativo que se lidie con los zombies con velocidad, o sino estamos todos en un gran problema”.
Estos matemáticos analizaron a los zombies como una enfermedad infecciosa, y se centraron en los muertos vivos de Romero, los lentos y caníbales. Toman en cuenta la posibilidad de cuarentena y de un tratamiento, pero demuestran que hay una única estrategia exitosa: una erradicación impulsiva. Si pasa el tiempo y se incrementa el brote zombie, dicen los autores, el resultado es el fin de los tiempos. Un brote zombie no contenido, resultaría en el colapso de la civilización con toda la especie humana infectada o muerta. Esto es porque los nacimientos y muertes proveerían a los muertos vivos con un suministro ilimitado de cuerpos para infectar o resucitar.
Así fue que los matemáticos dieron con una ecuación que explica qué tan rápido hay que lidiar con un brote zombie para que podamos sobrevivir como especie. Esta es la ecuación:
S es susceptibles o sea los sanos que pueden llegar a volverse muertos vivos, Z es por los zombies, y R implica los que ya han sido erradicados. Si el brote zombie explota en una ciudad con 500 mil habitantes, los zombies superarán en número a los susceptibles en tan sólo tres días. Así que la única forma de sobrevivir, no es quedarse escondido, sino salir a matar zombies.
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