Actualizado el 14/10/2020
¿Quién no deseó poder aprender mientras dormimos durante esos interminables días sin sueño previos a un examen? Al parecer, según un estudio publicado en Nature Neuroscience, es posible. Aunque, estudiantes del mundo, no se ilusionen, no sirve escuchar la lección del profesor en un grabador durante toda la noche.
Noam Sobel y colegas del Instituto Weizmann, de Israel, descubrieron que si ciertos aromas eran presentados luego de tonos durante el sueño, la gente comienza a olfatear cuando está despierta y escucha esos mismos tonos, por más que los aromas no estén presentes. Es decir, que la gente puede aprender nueva información mientras duerme, y esto puede modificar de forma inconsciente su comportamiento durante la vigilia.
Estudiar el sueño ya es complicado, y experimentar sobre cómo se puede aprender durante el sueño, es más complejo todavía. Hay que estar seguros de que los sujetos están dormidos y que así lo estén durante la lección que se pretende hacerles aprender. Todos los intentos por lograr que se aprenda escuchando a una persona hablar han fallado. Pero son muchísimos los estudios científicos que han demostrado que el sueño es muy importante para consolidar la memoria y lo aprendido durante el día.
Por eso Sobel y su equipo del Instituto Weizmann y del Hospital Loewenstein de Tel Aviv, realizaron experimentos con un tipo de condicionantes que involucran exponer a los sujetos a tonos, seguidos de aromas, y lograron que se exhibieran respuestas similares cuando escuchaban los tonos estando despiertos. La ventaja de este tipo de experimento es que ni los aromas ni los tonos despertaban a los durmientes, incluso algunos aromas pueden ayudar a mantener el sueño. Así y todo el cerebro procesó tanto los tonos como los aromas.
El sentido del olfato puede medirse de una forma no verbal de forma observable, al ver cómo una persona olfatea. Los investigadores descubrieron que el cerebro actúa de la misma forma cuando olfateamos, estemos dormidos o despiertos: inhalamos profundamente cuando sentimos un aroma agradable, pero cortamos la inhalación cuando nos asalta un mal olor. Esta variación en el olfateo puede registrarse, tanto si el sujeto está despierto, como si está dormido. El tipo de condicionamiento que los investigadores han probado parece simple, pero está asociado a regiones importantes del cerebro, como el hipocampo, que está involucrado en la formación de los recuerdos.
En el experimento, los sujetos durmieron en un laboratorio especial, monitoreados de forma constante. Se les hacía escuchar un tono, que enseguida iba seguido de un aroma agradable. Luego se tocaba otro tono, seguido de un olor desagradable. A lo largo de la noche, la asociación se reforzaba, así el sujeto a los mismos tonos y olores. Al día siguiente, los sujetos volvían a escuchar los tonos, con sus aromas asociados, pero esta vez permanecían despiertos. Si bien no tenían un recuerdo consciente de haber escuchado esos tonos durante la noche, su patrón de respiración contó una historia diferente. Respondían a los tonos ya sea olfateando en busca del aroma agradable, o cortando la inhalación al escuchar los tonos asociados a los malos olores.
Con otros experimentos pudieron descubrir que ese tipo de aprendizaje ocurre en la etapa del sueño conocida como REM, durante la cual ocurre un movimiento rápido de los ojos, asociado al momento en que soñamos. Según los investigadores, estos estudios sugieren que podríamos estar más abiertos a influencias de los estímulos que nos rodean durante la etapa de sueño REM, pero en realidad la fase en la que se consolidan es en la no REM, durante la que se sabe que se consolida la memoria. Ahora que conocen que algún tipo de aprendizaje es posible durante el sueño, los investigadores seguirán con los experimentos para ver cuál es el límite del aprendizaje, y qué información se puede aprender y cual no, al tiempo que investigan los procesos cerebrales de los estados alterados de la conciencia en pacientes en coma.
Fuente: ScienceDaily