Actualizado el 14/10/2020
Los Siete Reinos son protegidos de los peligros del helado norte por un descomunal muro hecho de hielo.
Es uno de los sitios emblemáticos de Poniente, el mundo de Canción de Hielo y Fuego, la saga que incluye los libros de George R. R. Martin en los que se basa la serie de HBO Juego de Tronos.
Pero en el mundo real, una estructura masiva de hielo de 500 kilómetros de largo y 200 metros de altura, tendría problemas más serios que enfrentar con la física, más que con los salvajes y los Caminantes Blancos de Más allá del Muro.
En el mundo medieval fantástico de Juego de Tronos el Muro tiene poco que temer, fue construido por Brandon el Constructor ocho mil años atrás, con bloques de hielo, piedra, y magia, y posiblemente con ayuda de gigantes. Lo hizo para defender a los reinos de los hombres de los que ellos llaman los Otros, los Caminantes Blancos.
Los cimientos del Muro fue asentados sobre las cimas más escarpadas de las colinas, desde la cadena montañosa Colmillos Helados hasta la Bahía de las Focas, recorriendo 300 millas, o 483 kilómetros.
En sus primeros tiempos no era tan alto, pero en el presente de Juego de Tronos alcanza los 700 pies de altura en promedio, unos 213 metros. Alcanzados a base de bloques de hielo, lo que le da un tinte blanco azulado, cuando brilla el sol, y gris, cuando las nubes cubren el cielo.
La temperatura de la zona, muy fría, mantiene los bloques fusionados, pero en el verano el calor puede fundir la capa superficial, creando el llamado llanto del Muro. Pero allí lo ayuda la magia, y en el mundo real también necesitaría de la magia para mantenerse en pie, sino la gravedad ejercería su fuerza irresistible y lo terminaría echando abajo.
Según la ingeniera Mary Albert, de la Ice Drilling Program Office, las grandes masas de hielo se terminan deformando bajo su propio peso, incluso en temperaturas extremadamente bajas. Y a lo largo del tiempo el hielo termina fluyendo, por lo que no mantendría su forma original a lo largo de milenios.
El autor de los libros, George R.R. Martin, confesó que su inspiración para el Muro fue el famoso Muro de Adriano, construido en tiempos del Imperio Romano en la isla de Gran Bretaña en la región de Escocia, para impedir las invasiones desde el norte.
Pero este muro histórico tenía apenas cuatro metros de altura, y el otro famoso muro de la historia, la Gran Muralla China, también apenas tiene unos 9 metros, que contra los 200 del Muro de Poniente parecen enanos.
En nuestro mundo sin magia sólo la naturaleza ha construido estructuras de hielo de una masividad semejante a la del Muro, que son los descomunales Glaciares de Groenlandia o de la Antártida. Pero sólo se mantienen las grandes capas de hielo de miles de metros de espesor a lo largo de miles de años en regiones en las que no ocurren derretimientos, y son extensiones muy anchas, no angostas como un muro, por más que sea tan ancho como para dejar pasar a 12 jinetes uno al lado del otro.
En los famosos iglúes de los esquimales, los bloques de hielo se mantienen, si es que la temperatura es baja, pero en cuanto se derriten un poco, como sucede en el Muro con su llanto de verano, ya no se sostienen. Sin contar que la escala menor es lo que permite no enfrentarse al reto de luchar contra la gravedad.
Si quisiésemos construir un muro de hielo como el de Juego de Tronos, en nuestro mundo carente de magia, terminaríamos corriendo una carrera contra el tiempo. Incluso en temperaturas bajo cero, el hielo de los bloques terminaría fluyendo y deformándose como un fluido bajo la presión de su propio peso, según opinó el glaciólogo Bob Hawley, del Dartmouth College. De forma similar a cómo fluye un glaciar, que se ensancha en la parte baja, por la presión del hielo que está más arriba.
Se podría construir sólo si fuese una especie de cresta inclinada, más que una fortificación vertical, según el físico Martin Truffer, de la Universidad de Alaska. Pero claro, para lograr una altura de 200 metros, la inclinación necesaria, para que no se deforme, terminaría necesitando una base 40 veces la altura, es decir 8 kilómetros.
El problema es que la inclinación necesaria, terminaría arruinando su función principal: la de dejar a los Caminantes Blancos del otro lado, ya que se lo podría escalar sin mucho problema. El Muro de Poniente es muy ancho en su base, tanto que sus puertas son en realidad túneles muy largos, pero no llega ni de cerca a los 8 kilómetros. Así es que la ciencia tira abajo el Muro, ya que la gravedad, siempre terminará ganando.
Fuente: Wired
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Video del Muro de Juego de Tronos