Actualizado el 14/10/2020
Cuando hablamos de mutantes, hoy en día lo que viene a la cabeza de toda persona son los X-Men que tan famosos se han hecho en el cine, a pesar de que su origen es en el comic. Si bien un poco lejos de la ciencia, la base de esta serie de películas e historias de comic, se asienta sobre los principales conceptos de la teoría de la evolución. Las mutaciones son una de las principales fuerzas que actúan sobre la evolución de las especies, y según la trama principal de los X-Men, la especie humana estaría actualmente en un momento de transición, en el que están apareciendo mutaciones que pueden favorecer a la aparición de una nueva especie de humanos con super poderes. Ahora, dejemos un poco de lado la ficción, y veamos qué hay de ciencia en todo esto. ¿Qué es una mutación?
No estamos hablando de una capacidad de regeneración excelente como la de Wolverine, que le permite tener cuchillas retráctiles en los nudillos, sino cosas más mundanas. Pero, para que nos ubiquemos, primero tenemos que saber un par de datos, como por ejemplo que toda persona tiene dos copias de cada uno de sus genes, uno lo obtuvo de la madre y el otro del padre. Esas dos copias son muy parecidas, sin embargo tienen algunas diferencias al azar. Cuando creamos esperma u óvulos ocurren algunos cambios en los genes por accidentes en el copiado del genoma. Esos accidentes son los que se llaman mutaciones, que son heredadas de los padres a sus hijos. Hace poco se descubrió que cuando pasamos nuestro genoma a la nueva generación lo hacemos con 60 nuevas mutaciones en promedio. Es decir 60 cambios en los 3200 millones de pares de bases de ADN que componen nuestro genoma.
Parece poco, ¿no? Pero esos cambios o mutaciones genéticas se van acumulando con cada generación y, de vez en cuando, alguno de esos cambios hacen que un gen modifique algún rasgo que, a su vez, permita a una población estar mejor adaptada al medio en el que viven. Pero, otra vez, no imaginen algo tan interesante como la habilidad de volverse un super magnéticos que tiene Magneto, o los poderes telepáticos de Charles Xavier, sino algo más mundano, como poder tolerar la leche de vaca. Cuando esto ocurre ese gen se expande por toda la población. Otras veces no es un único gen, sino varios los que influyen sobre un rasgo determinado. Así es como actúa la selección natural, el motor de la evolución de las especies.
Esto viene ocurriendo desde la aparición de la vida sobre nuestro mundo hace 3500 millones de años, en parte porque el mismo planeta va cambiando con el paso de los años, siglos, milenios y millones de años. Cada especie tuvo que adaptarse para sobrevivir en diferentes ambientes, y así fue como fueron apareciendo todos esos cambios que le dieron rumbo a la evolución.
Así es que los mutantes no son ni los X-Men, ni los de las historias post apocalípticas, sino cada uno de nosotros, ya que todos llevamos mutaciones con nosotros, que se expresen o no, es una cuestión de azar.
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